Muebles de diseño cuidadosamente escogidos y obras de arte contemporáneo inundando las paredes se entremezclan con algún toque palaciego y rincones que evocan más a lo industrial. La consigna parece ser perder el miedo y aprovechar los espacios diáfanos para hacer insólitas combinaciones. El conjunto es difícilmente igualable, llamativo y colorista.
Este actual y alegre apartamento de Lisboa ha sido decorado por la portuguesa Mónica Penaguião y en el nos sentimos invitados a jugar.
Morados y rosas se asocian sin rubor con verdes y azules eléctricos, pero el blanco es siempre el color predominante en el salón, en el que todo parece muy moderno, pero en el que también se hacen guiños a la historia del mueble con esa consola barroca pintada sobre las puertas del aparador.
En el comedor reina una informal sobriedad: colores puros y sillas recuperadas en oscuro que contrastan con la modernidad de la lámpara y la simpleza de la gran mesa blanca. Los grandes ventanales son los protagonistas indiscutibles.
La sorpresa llega en el dormitorio, dominado por un papel pintado en dorado y blanco que poco tiene que ver con los alegres colores del salón. Es lugar para el descanso.
Y la cocina y el baño son absolutamente funcionales. Materiales como el cristal, el acero o el cemento pulido y las líneas rectas garantizan el orden y la limpieza. No hay concesiones al diseño sino a la comodidad.
Visto en: Poeira.
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