Cuando trabajamos en casa, o si tenemos un despacho en el que dedicar unos minutos a la administración del hogar, la lectura o el trabajo que nos fue imposible hacer en la oficina, que el espacio sea cómodo, funcional y bonito puede hacernos mucho más fácil la tarea.
El orden, que podamos movernos cómodamente, la iluminación favorable, tanto durante el día como cuando necesitamos la luz artificial, son imprescindibles para poder trabajar en condiciones óptimas. Para ello ayudan los muebles funcionales, los sillones o sillas que permitan situar la espalda y las piernas en buena posición, los colores que nos ayuden a concentrarnos, algún cuadro o ventana que nos permitan relajar la mirada al pasar tiempo leyendo, escribiendo o con la mirada fija en la pantalla de un ordenador.
Para que tu despacho resulte bien diseñado, elige en primer lugar la mesa, porque de su volumen y el espacio que ocupe, dependerá todo lo demás. Después, aprovecha al máximo la luz natural y complementa con puntos de luz focalizados en el área de trabajo. Procura que la altura sea regulable para que no te deslumbren y ten en cuenta los posibles brillos o reflejos sobre las superficies.
Después, el espacio de almacenamiento debe tener en cuenta los libros. Si son muchos, un mueble librería o espacios cerrados te ayudarán a la hora de la limpieza, porque se acumulará menos polvo. Si eliges estanterías o muebles exentos, alterna espacio de libros con cuadros, cestas para almacenamiento o algunos objetos decorativos que aligeren visualmente el espacio.
En cuanto al color de las paredes, los tonos neutros resultan más relajantes en un ambiente de trabajo, pero puedes poner en alguna de las paredes papel pintado, o pintura de otro color. Una planta o unas flores naturales, lo harán acogedor y pondrán tu toque personal, aunque sea un espacio no pensado para el relax.
Fuentes: PotteryBarn