Para quienes somos amantes de los libros, la pasión puede derivar en obsesión y esto se vuelve un problema cuando llega la hora de almacenarlos. Las bibliotecas son el mejor recurso y el que mejor permite la organización, localización y nuevo uso. El problema es cuando quedan pequeñas y los libros acaban ocupando altillos, cajas que nunca sabemos dónde poner o dando apariencia de desorden.
Quienes no tenemos una casa grande con una habitación dedicada a biblioteca o espacio de lectura, tendemos a pensar que una, o varias librerías en el salón, un despacho o las habitaciones de los niños son los únicos espacios en los que el almacenaje de los libros puede resultar decorativo pero la verdad es que no hay un solo rincón de cualquier vivienda en el que los libros no puedan ubicarse para mayor comodidad, desahogo y también para dar un tono decorativo a cualquier estancia.
Los recibidores, pasillos o mesas de despacho que pueden llenarse de libros en sus costados, así como escritorios con baldas superiores, valen para tal propósito. También una estantería alta a modo de zócalo podría recorrer toda tu casa como un hilo conductor, como si fuese la trama de una novela que se vuelve tangible.
Excepto en el baño, pues la humedad deterioraría los libros, no hay un rincón en la casa en el que los libros no puedan hacerse protagonistas o, al menos, personajes secundarios. Desde el recibidor, salón, dormitorio, hasta la cocina.
Imágenes: HouseOfTurquoise, Decoratrix